lunes, 15 de octubre de 2012

Suicidio

Mi primera experiencia respecto al suicidio fue cuando yo estaba en el colegio. Recibí una llamada, en la cual me hicieron saber que un compañero de la secundaria se había suicidado. Tenía alrededor de 20 años y estaba teniendo un momento difícil en su vida. Me impacto el haberlo sabido. Recuerdo en su funeral el sentimiento de tristeza y el pensamiento de lo que hubiera podido ser si sólo…

Ahora, se que la mayoría de nosotros conoce a alguien que se ha suicidado. Para muchos puede haber sido solo un conocido ocasional pero para otros puede haber sido alguien mucho más cercano a casa, como el esposo, el hijo o la hija.

Recientemente, leí un artículo que escribió el Padre Ron Rolheiser en el Sooner Catolic, sobre este tema. Yo quiero compartir algunas de sus ideas. Primero,….suicidio es una enfermedad, no un pecado. Es una de las enfermedades que conduce a una persona a un camino lleno de miseria y desesperación. Además, aquellos que deja atrás no deberían gastar un segundo de energía tratando de adivinar que hubieran podido hacer diferente para salvar a la persona. A veces, la oscuridad es tan pesada que nadie es capaz de abrirse camino.

Finalmente, deberíamos recordar algo sobre quién es Dios. Dios es amor. A través de este amor perfecto, Dios puede entrar a sitios en el corazón humano que permanecen cerrados para el resto de nosotros. El Padre Rolheiser escribe, “Nadie que esta sano quiere morir y nadie que esta sano quiere dejar agobiados a sus seres queridos con esta clase de dolor. Este es el punto: Esto sólo es hecho por alguien que no esta sano.”

Me imagino que Dios es especialmente bueno rompiendo esas barreras que la gente se pone por la desesperación que lo conducen al suicidio.
A veces, nosotros podemos oír el mensaje de que el Reino esta cerrado para aquellos que han tomado por si mismos su vida. Creo que lo anterior es verdad. El suicidio es una tragedia. La cual no solo afecta al que se quito la vida, sino que afecta a toda la familia, a la comunidad entera.

Como personas de fe, nosotros creemos que Dios ha recibido aquellos hermanos y hermanas que se han suicidado, con un abrazo de cariño y debido a esto ellos experimentan una paz la cual nunca fueron capaces de encontrar en esta vida. Dios invita a la familia y a los seres queridos que han sido afectados por el suicidio a encontrar esta misma paz, a esta misma curación.
Padre Boeckman

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